miércoles, 22 de octubre de 2008

Objetivo Primordial

El premio "Pablo Rispo", como mejor trabajo libre Comunitario titulado: "Abordaje integral a niños en riesgo social, en el marco de un trabajo interdisciplinario" en el año 2006, nos motivó a organizarnos legalmente como Asociación civil sin fines de lucro. A partir de entonces sentimos que NOHALAC (Nosotros hacia la comunidad) es el inicio de un sueño. La misma fue conformada para brindar en lo público: asistencia integral a niñas, niños y adolescentes en el marco de ley nacional y de la provincia de Buenos Aires, adecuadas a la convención de los derechos de los mismos, según las políticas públicas sociales vigentes, como así también a toda aquella institución que solicite nuestra intervención en red y, en lo privado: fue conformado como un espacio comunitario para asistir a toda persona con derechos vulnerados que requiera de un servicio integral.
Nuestro objetivo primordial es capacitar y acompañar a las personas que se acerquen a la institución para que ellas sean artífices de sus propios cambios y nosotros meros instrumentos facilitadores de ese proceso. Justamente porque entendemos que apuntar a mejorar la calidad de vida es un proceso que se va construyendo en el día a día y para el beneficio de todos. Sabemos que en la actualidad los modelos asistenciales existentes apuntan también al mejoramiento de la calidad de vida, pero muchos se quedan en el mero asistencialismo y proveedor de recursos circunstanciales, nosotros no apuntamos a eso, sino que nuestro objetivo central es lograr un efecto dominó que permita pasar por el individuo sujeto de derecho, llegar a las familias y a todo su entorno contextual, para que este individuo sea multiplicador de valores esenciales para el mejoramiento de la calidad de vida. Nuestro trabajo como asesores institucionales nos brindó la experiencia y oportunidad de ver como un trabajo comunitario, responsable e interdisciplinario, con un abordaje integral, es lo que permite llegar cada vez más a las células de la sociedad más necesitadas. No solo visto desde lo cuantitativo sino también desde lo cualitativo. No es solamente atender las problemáticas sociales, educativas y de salud en la comunidad, sino apuntar al mejoramiento de la calidad de vida de las personas y de toda la comunidad en su conjunto. Para esto es primordial dar un espacio de formación no solo a un individuo en particular, sino a formadores y multiplicadores sociales que permitan extender los objetivos básicos más allá de un mero ámbito institucional. Es salir a la comunidad, desde la comunidad y hacia la comunidad. Bajo un seguimiento personal, multidisciplinario e interdisciplinario.
La pobreza suele asumir rostros grotescos, que se expresan, por ejemplo, en la marginalidad, una situación de exclusión que sólo se combate con reales políticas de fondo, sin desmedro de las eventuales estrategias asistencialistas de coyuntura. Estos estados de extrema indefensión se traducen en cuadros de segregación y degradación de la calidad de vida de quienes lo padecen. La alarmante dimensión del problema deviene también en estigmatización, al punto tal que la sociedad se enfrenta a menudo al dilema de activar programas de solo contención o de solo represión a los menores infractores, sin buscar eventuales alternativas de rehabilitación. En estos casos, la clave suele ser la familia como primordial núcleo integrador y, obviamente, la escuela, en tanto ámbito de socialización entre pares, con los adultos que están a cargo de la crucial misión formativa. Sin embargo, lo central es siempre la restauración de la trama social, mediante reformas estructurales que tiendan a garantizar el pleno respeto y ejercicio de los derechos humanos y el restablecimiento de la igualdad de oportunidades, desde la comunidad y hacia la comunidad.

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